viernes, marzo 23

La Torre Oscura, de Stephen King (libros I a III)



"Imploro tu perdón, pistolero"

Roland de Gilead



Huelga decir quién es Stephen King y la influencia que ha ejercido -todavía ejerce- su obra, incluso en personas no aficionadas a la lectura. Muchas novelas del autor de Maine han sido adaptadas al cine, demasiadas veces con resultados decepcionantes. En general, respetando escrupulosamente sus argumentos, pero descuidando sobremanera el potencial visual y/o narrativo de estas historias. A menudo me he preguntado quién hubiera sido el cineasta, oficial u oficioso, idóneo para el cargo, y la respuesta es siempre la misma: John Carpenter. Y es que, como veremos más adelante, la influencia mutua que existe entre escritor y director resulta más que evidente.


Sólo hay un problema: el único punto en que sus carreras han confluido es en la interesante -y poco más- "Christine", una película con secuencias sugerentes, poderosas incluso, aunque todavía lejos de las perturbadoras imágenes que la lectura del libro consigue evocar. Muchos otros cineastas también lo han intentado, con desigual fortuna, pero hasta en sus adaptaciones más celebradas ("El Resplandor", "Misery"), apenas se atisba el dolor, la profunda desesperanza, la arrasadora soledad que padecen los personajes de King, como si su mundo interior, la coraza psicológica que les sirve de refugio, estuviera separada varios miles de años-luz del resto de la humanidad.


La gran tragedia de los ocupantes de estas páginas, surge precisamente de esa incomprensión generalizada por parte del contexto que les rodea y que, al mismo tiempo, les oprime y les deniega ayuda. Ya sea enfrentándose a una amenaza sobrenatural, que a simple inquina humana. Para el caso, ambas con idéntico poder destructivo.



LA TORRE OSCURA

Por descontado, King siempre ha confiado en el poder evasivo de su literatura, más allá de que los resultados le hayan acompañado. Tiene novelas irregulares, o directamente muy flojas, pero, por fortuna, las tres primeras entregas de The Dark Tower no pertenecen a este grupo. Considerado su proyecto más ambicioso hasta la fecha (lo cual no es baladí, viniendo del autor de obras mastodónticas como Apocalipsis o It), refleja la peripecia del pistolero Roland en su particular búsqueda de la susodicha torre, a través de un páramo de pesadilla que, salvo intervención del protagonista, terminará por colapsarse, arrastrando en su caída a toda la creación. Para cumplir su misión y su destino, Roland deberá reclutar a otras personas, y formar así una compañía que le ayude a enfrentar los innumerables peligros que se avecinan.




The Dark Tower: The Gunslinger




La imagen del desierto como purgatorio definitivo. Roland, el último pistolero de una gloriosa estirpe, cruza este erial sin nombre en pos de un misterioso personaje: el hombre de negro. ¿Quién es y por qué está siendo perseguido por nuestro protagonista? ¿Qué sabe? ¿Cuánto sabe? ¿La información que posee tendrá un precio?

El primer volumen de la saga, es también el más corto (apenas 300 páginas en letra de buen tamaño) y constituye tanto aperitivo como compendio de trama, mitología y escenarios utilizados a lo largo de ésta. King recurre, y así lo reconoce en el prólogo, al Leone más descarnado y visceral, el de las populares "La muerte tenía un precio" y "El bueno, el feo y el malo", aunque también puede identificarse cierta nostalgia presente en la posterior "Érase una vez en América", sobre todo en los pequeños flashbacks en que Roland rememora Gilead, su antigua patria ya desaparecida. El mundo de Roland está viejo, sucio y polvoriento... con excepciones. Y esas excepciones, esos anacronismos que de vez en cuando hacen acto de presencia en su mundo, marcan irremediablemente el camino del pistolero.


He leído este libro en dos ocasiones, la última el pasado verano, y debo reconocer que mantiene su magia intacta. Cualquier aficionado al fantástico disfrutará con la labor de King en la descripción de ambientes y personajes, desde el fantasmagórico pueblo de Tull y sus calles de tierra, su mezcla de taberna y saloon propio de far west, sus harapientos habitantes; pasando por la desolada estación de paso, un punto en la inmensidad del desierto; hasta el clímax bajo las montañas, en las entrañas de una maravillosa, a la par que terrorífica, mina abandonada (con vagoneta sobre raíles incluida). Todo está tratado con mimo y admirable sencillez, pero sin hacer concesiones al lector. Al igual que en la famosa trilogía de Tolkien, la misión no estará exenta de penosos sacrificios, tan crueles como indispensables para despejar el camino hacia la torre...




The Dark Tower: The Drawing of the Three

Sin duda la más arriesgada de las tres primeras partes que llevo leídas de esta saga. King pone todas las cartas sobre la mesa, en un triple salto mortal sin red que nos revela la verdadera naturaleza del decadente Mundo Medio: una especie de encrucijada cósmica, por la que circulan y se conectan entre sí miles de universos, incluyendo el nuestro. Roland debe visitar la ciudad de Nueva York en tres momentos distintos del pasado (los 80s; los 60s; y los 70s, por ese orden) para conseguir la ayuda que necesita en su búsqueda de la Torre Oscura. Tarea, la de atraer y retener a estas personas en su marchita dimensión, que nunca le resultará fácil, con el inconveniente añadido de que Roland permanecerá gravemente enfermo a lo largo de casi todo el libro. Otra prueba más para su determinación inquebrantable.



Con una estructura sencilla, basada en las tres puertas que Roland necesita cruzar, y lo que acontece tras ellas, se trata quizá del volumen más irregular de todos, el que contiene los mayores aciertos, las soluciones narrativas más audaces, aunque también los pasajes más susceptibles de impacientar al lector. Tanto en unos como en otros, se aprecian las virtudes de King como narrador casi cinematográfico a la hora de relatar apoteósicas escenas de acción (a destacar el salvaje tiroteo en la guarida del mafioso Balazar, o la odisea del pistolero para conseguir munición, con la policía pisándole los talones), pero también la enervante manía de este escritor por describir cualquier acontecimiento con pelos y señales, hasta los menos vigorosos y emocionantes. Puede que este desprecio por la síntesis descriptiva sea lo que, a la postre, engorde de manera desmesurada la mayoría de sus obras. De longitud excesiva para lo que cuenta, La Torre Oscura II no supone excepción a la regla.


The Dark Tower: The Wastelands





...y llegamos a la última parte del tríptico, con Roland y sus nuevos compañeros, Eddie y Susannah, ya casi familiarizados con Mundo Medio. Sin embargo, la compañía tolkeniana, aquí denominada 'ka-tet', sigue incompleta: uno de sus miembros, el más importante después del propio Roland, se encuentra en Nueva York, atrapado entre ambos mundos. Una vez liberado o, mejor dicho, renacido (con Eddie y Roland en el papel de comadronas, y Susannah escenificando una siniestra parodia del parto), el ka-tet emprende su camino, que pasa por la ciudad de Lud, frontera definitiva entre Mundo Medio y Mundo Final.

A través de las tierras baldías, King retoma la historia del pistolero de manera inmejorable, en un crescendo aventurero que aúna las virtudes y pule parte de los defectos presentes en las entregas anteriores. Haciendo uso de un gran sentido de la maravilla (o 'sense of wonder'; el que permite a los mejores creadores llevar al límite las reglas de su propio universo), King introduce de nuevo elementos anacrónicos, extraños, a la época de Roland, pero que remiten indudablemente al imaginario 'fantastique' más bizarro y sugerente: el enorme cyborg que se hace pedazos, sus peligrosos lacayos mecánicos, el misterioso portal cúbico que marca el camino del Haz... todo ello tamizado por los implacables estragos del tiempo. Imágenes sobre tecnología antiquísima e incomprensible, que recuerdan vagamente a los despojos de la iniciativa Dharma en Lost, reconocida por el propio escritor como una de sus series favoritas.



Tan particular mitología es completada con un precioso homenaje al cine de John Carpenter mediante Lud, trasunto de urbe post-apocalíptica que remite a "1997: Rescate en Nueva York". Roland y sus amigos deben sortear toda clase de peligros, humanos y hasta mecánicos, para alcanzar su objetivo. Como en la mayoría de novelas de King, se le puede achacar el dirigir voluntariamente la trama hacia un "inevitable" clímax final de larga duración, si bien en este caso no hay tanta diferencia entre el desenlace y los demás momentos climáticos, repartidos a lo largo del libro. En mi opinión, el mejor de la trilogía.



Un año de estos, hablaremos de la cuarta y quinta parte...